26 de febrero de 2019

Cada final de febrero


No puedo evitar pensarte,
y no me pidas explicaciones
porque no las tengo.
¿Por qué nos gustará tanto el dolor?
Cada día más y más
me consume la imagen de tu recuerdo.
Me presiono para dejarlo ir,
Me esfuerzo en entender,
pero no entiendo.
Quizá sea este frío febrero,
quizá sean mis sábanas color vino
que me recuerdan mi mejor borrachera,
contigo.
La vida sin ti es una oscura rutina.
¿Cómo iba yo a saberlo?
Me rompe sabernos llorando
sin poder regalarnos un abrazo.
Pero ya hemos pasado por esto,
y nos hemos dedicado a construir muros.
¿Cómo se supone que debería sentirme sin ti?
Dime que está bien sentir.
Nadie debería tener que caminar solo.
¿Cómo corregir un cúmulo de errores en el tiempo,
cometidos por creer estar haciendo lo que debes?
Nunca me dijiste que el precio del olvido,
y de toda aquella esperanza malgastada,
sería convertirnos en desconocidos.



Samuel Álvarez Conejos

12 de febrero de 2019

Apetencias




Quisiera conocer el amor
que se esconde en nuestra vasija
y romper la coraza inquebrantable.
No atender a razones,
ni dar explicaciones
por cada beso que te regale.

Cogerte de la mano
y, vendados nuestros ojos,
caminar sin dirección.
Descubrir horizontes
que desordenen nuestra rutina,
emborracharme de tu olor.

Quisiera desnudarte
sin tener que desvestirte,
leer cada hoja de tu libro.
Llenar de sueños tus horas,
ahondar en tus pupilas negras
y ser la razón de su brillo.

Quisiera conocerte,
ver las fotos de tu comunión
y enamorarme de tu pasado.
Ser el amanecer de tus lunes,
tu hogar definitivo
y el lugar de tu descanso.

Dejar a un lado las costumbres
y mojarnos en la tormenta
olvidando el móvil en el salón.
Acompañarte en esto de vivir
y curarnos en cada abrazo
creciendo al ritmo de nuestra canción.


Samuel Álvarez Conejos

1 de febrero de 2019

Despedida disconforme


¿Volverán esos días en que, sin saberlo, lo teníamos todo?
Sospecho que hay historias irreversibles.
Que las circunstancias cambian
del mismo modo que cambiamos nosotros.
Nos miramos al espejo
pretendiendo ser los mismos de ayer,
sin asimilar en lo que nos hemos convertido.
Y aunque nuestras lágrimas se han secado,
todavía hay canciones que me transportan a momentos
donde sólo existíamos tú y yo.
Y sólo por un momento lo quiero cambiar todo.

¿Quién se detendrá ahora a escuchar mi pasado
cuando todo lo que queda son ruinas?
Tú me enseñaste a no tener miedo,
y aquí estoy,
tan indomable como las olas del mar,
y aun anhelando a veces
que vuelva un ápice de nuestra historia.
Buscando tus caricias en fantasmas
que jamás conocerán como tú
los misterios que se esconden tras mis ojos,
e imaginando que los puntos finales no existen.

Intuyo que nunca más seremos los mismos.
Y que seguiremos disimulando las ganas
cada vez que se crucen nuestros caminos.
Por eso he de irme.
Por eso me voy.
Como si la distancia pudiese separar
nuestros corazones.


Samuel Álvarez Conejos
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