Los años se escurren, cual reptil,
de entre las manos, y hoy soy más viejo;
mientras tanto seguimos aquí
preguntándonos si bien haremos
en no mirar atrás y seguir,
si somos -o ya no- dos extremos,
si guardamos la lluvia de abril
que nos sedujo con sus recuerdos...
Mas yo sé que ya no es para mí
el néctar divino de tus besos,
y moriré esperando por ti,
por verte refugiada en mi pecho.
No me negarás que en el ayer
fui el oasis para tu desierto,
y fuiste tú el sello, a la vez,
que firmó mi eterno juramento;
y aunque ahora no lo quieras ver,
sé que retendrás en tu recuerdo
lo que al oído te susurré
y de lo que nunca me arrepiento:
"Ssh… calla y hazme tuyo, mujer;
las palabras se las lleva el viento,
pero no los besos…" y esperé,
amor, tú ya conoces el resto...
Hay veces que persuade el
temor
filtrando en nuestra piel
su veneno,
poniéndonos a
contrarreloj
tras tantas sonrisas y
besos.
Nunca sospeches que tú y
yo
no vivimos los mejores
versos,
que nadie desprestigie el
valor
ni las ganas de alcanzar
lo eterno;
pues en esto sé que es
amor
lo que devolvía nuestro
espejo,
que desde el principio y
hasta hoy
nunca hubimos de decir
"lo siento".
Samuel Álvarez Conejos
Hermos, Sam!! besotesss!!!
ResponderEliminar¡gran poesía Samuel!!
ResponderEliminarMuy nostálgica, muy bella la sensación del amor en el recuerdo, la historia que sigue viva en el tiempo...
ResponderEliminarLo transmites muy bien, felicidades, un gusto leerte.
Un abrazo Samuel
Gracias Suso, la nostalgia es dueña de mis palabras últimamente. Pero pronto vendrán nuevas inspiraciones, nuevos amores...
EliminarAbrazos.
Una pequeña joya, un amor que nace en el recuerdo y se prende en el presente, vivo. Lo cuentas muy bien, felicidades, un gusto leerte.
ResponderEliminarUn abrazo Samuel
Un flechazo directo al corazón... pero no para enamorar, sino para herir...
ResponderEliminarMe encantó!!
Recién te descubro... Me tendrás seguido visitando tus bellas letras
Un abrazo
Sam