Extraño todo de ti
y anhelo verte a cada
instante;
llamaste a la puerta
de mi corazón,
entraste tus maletas y te instalaste.
Ahora no hay manera
de hacerte salir
y ni si quiera veo
nada como antes,
pero me gusta que
estés aquí
y haré lo que sea
para que no te marches.
Extraño ver esos ojos
oscuros como la
noche,
que me miren de esa
manera
en que la luna se
enciende
y brilla como una
estrella,
y no puedo hacer más
que mirarlos
y creer que sólo
conmigo
es con quien ellos
sueñan.
Extraño el sabor de
tus labios
y ver tu sonrisa traviesa,
tomar tus manos con
la mías
mientras la noche
pasa lenta.
Extraño el tacto y
olor de tu pelo
y dejar al tiempo que corra,
nada importa de lo que hay afuera;
estamos tú y yo, y eso sobra.
Extraño cada minuto
que he pasado contigo
y pienso en el tiempo
juntos
que aún nos debe el
destino.
Quiero estar a tu
lado
y verte sonreír cada
día,
despertar cada mañana
junto a ti, toda mi
vida.
Samuel Álvarez Conejos
Cuando el amor cruza nuestro rumbo, cuando se convierte en nuestro destino, uno debe arriesgarse. Cuando nuestra mente y nuestra alma son conquistados, al corazón no le queda otra que abrir sus puertas y entregarse, dar la bienvenida! Lindísimo poema! Me encanta leerte Samuel. Gracias por compartir con nosotros! Un abrazo!
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