Aún a veces me pregunto,
cuando veo caer el sol,
qué fue de ti y de aquel otoño
en que las olas, a su son,
nos movían a contrapunto,
al compás del mar, y tu edredón.
¿Cuándo una flor desarraigada
deja de exhalarnos su olor?
¿Cuándo deja de tener vida?
¿Cuándo da su último adiós?
¿Cómo entender que en su mirada
solo queda el recuerdo de amor?
Dime así, en cuántos fragmentos
puede partirse un corazón,
y qué residuo es el que queda
después de conocer tu voz;
pues al escuchar «amor», tiemblo,
no sé si es miedo, o emoción.
Samuel Álvarez Conejos
Encantador tu poema. Lleno de música e imágenes. Nos deslizamos por tus palabras como en una suave melodía.
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