26 de octubre de 2017

Interludio - I


Claro que pienso en ti, y por supuesto que me importas;
que cambiaría algunos procesos,
que evitaría algunos caminos y algunas decisiones,
esas que se toman por estar entre la espada y la pared,
con la mente fría y el corazón temblando.
¿Puedes sentir la presión? Apenas puedo soportarla.
Haber llegado hasta aquí y seguir estando solos,
tan abandonados como nos encontramos
y con la misma putrefacción interna.
¿Crees que no sé llorar? Pero prefiero mostrarte mi sonrisa.
Claro que volvería a comenzar,
y por supuesto que querría volver,
volver para sentir lo que se siente esa primera vez.
Contigo.


Samuel Álvarez Conejos

25 de octubre de 2017

Pájaros en el nido




 Se ha estipulado poner punto y final,
devenir en minuendo y en substraendo.
Pese a que ahora el silencio es lo ideal,
en el nido, pájaros siguen viviendo.
¿En qué instante aquello que es provisional
definitivo al final termina siendo?
Ningún otoño volverá a ser igual,
si bien las hojas continuarán cayendo.

Nunca el tiempo ha querido favorecer
la intrepidez de esta aventura amatoria;
si los planes fracasan -es menester-
improvisar será nuestra trayectoria.
Es tiempo de dejar la lluvia caer
sobre cada palabra y nuestra memoria,
sobre promesas y canciones de ayer,
sobre cualquier ápice de nuestra historia.

Y al volver la primavera y su vigor,
prométeme que seremos parecido
a aquél árbol que recupera su flor,
tal como si nunca la hubiese perdido.
Mientras el invierno ejerce su labor,
yo hasta tu reencuentro, tiempo cumplido,
no volveré a conocer qué es el amor,
 
cual ave migratoria vuelve a su nido.


Samuel Álvarez Conejos

1 de septiembre de 2017

Soneto del fuego


Cuando sube la marea
y el horizonte se acuesta
surgen dudas sin respuesta;
enciendo la chimenea.

La dicción que el fuego humea
me ilumina y me contesta,
su armonía queda expuesta
y su voz me canturrea:

“¿Quíen prevendrá tu caída?
La noche todo subvierte,
te da la fruta prohibida.

La sabia edad te despierte;
misterios hay de la vida
que sólo aclara la muerte."


Samuel Álvarez Conejos

3 de abril de 2017

Resquicio de amor extraviado



¿Recuerdas cuando éramos libres?
Solíamos dejarnos atropellar por el viento y reírnos de las mareas,
construir fortalezas de arena, agua y esperanza,
respirar la brisa marina y mezclar su olor con el tuyo,
refugiar tu desnudez en mi abrazo,
combinar nuestras sonrisas para crear una eternidad.

¿Recuerdas cuando no conocíamos el miedo a correr riesgos?
La única preocupación entonces era dormir, soñar y amanecer juntos,
pringarte la boca de yogur con sabor a cereza,
perder de vista el reloj, el móvil y las costumbres,
viajar vendados los ojos a destinos insospechados,
escuchar sin suponer, compartir sin refutar, amar sin calcular.

Ahora sólo quedan los reproches de dos voluntades no satisfechas.
Los mejores amores son los que no se buscan,
y los peores desamores también.
Pero no me culpes por volver a pensar en que seas mi rutina,
por querer rescatar el sabor frutado de nuestro vino,
y pretender que sientas, una vez más, mi tinta en tu piel.



Samuel Álvarez Conejos
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