Me pregunto tantas
veces
por qué el dolor es
tan intenso,
tan profundo,
penetrante,
y se esconde tan
adentro.
Sólo pretendo
conocerte,
saber de ti un
poquito más,
apartar tu
indiferencia
y que me quieras de
verdad.
Ya no sé si llorar
y dejar caer las
lágrimas
o afrontar la
realidad
y entender que no soy
nadie,
una simple casualidad
que con el tiempo se
te olvide,
un barco que al
zarpar
milla a milla se
disipe,
como hielo al
calentar
que poco a poco se
derrite,
una flor por madurar
que en tu mirada se
marchite.
Samuel Álvarez Conejos
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