Vives consciente -e indiferente-
del camino que hay bajo mis pies,
vigilas el rumbo que me ofrecen
las quimeras que escondo en mi piel.
Tu dualismo me confunde y hiere,
me arrastra a bailar a tu vaivén,
melodías de vida y de muerte
que me ciegan y que me hacen ver.
Esta noche tu aspecto sublime
revela la oscuridad y luz
en la que mi alma se divide,
y a veces gano yo, otras tú.
Vuelvo a nacer. Bebo tu calostro,
tu nociva y cabal dualidad.
Desequilibrio interno en tu rostro,
la eterna lucha entre el bien y el mal.
Me persiguen tu ángel y demonio,
turban mi indeciso corazón,
lo llenan de tu amor y tu odio,
de tu locura y de tu razón.
A veces escucho tu silencio
y a veces no puedo oír tu voz.
Esta noche, al verte, me veo,
y a veces ganas tú, otras yo.
y a veces ganas tú, otras yo.
Samuel Álvarez Conejos
Una paradoja que arrastra, hace adicto y confunde... felicidades!
ResponderEliminar