Sigo siendo el mismo
cobarde
incapaz de decir lo
que pienso,
incapaz de mirarme al
espejo
sin ver los defectos
que sobresalen.
Sigo siendo el mismo
iluso
creyendo que algo en
mí cambiará,
que algo hará mover
la realidad;
nada he visto hasta
hoy cambiar su curso.
Podría intentar ser
diferente -lo hice-,
podría buscar algo
bueno que haya en mí,
pero nadie puede en
su juicio cambiar su origen,
estoy condenado a
amar en silencio hasta el fin.
No hay nada más que
quede ahora,
ni fuerzas, ni ganas,
ni valor;
tan sólo conservo la
viva imagen
de aquél niño que ya se hizo mayor.
Samuel Álvarez Conejos
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Avante, no te quedes expectante o indeciso,
que lo que no escribas hoy se quedará en el olvido...
Gracias por ser parte de este blog.