Maldito el día en el que yo,
ingenuo, decidí avanzar,
seguir mi camino sin verte,
obviar que sigues en mi mente
y aceptar nuestra realidad.
Malditas canciones de amor
que se empeñan en acercar
a mi memoria tu recuerdo,
invalidando todo el tiempo
que juré tratar de olvidar.
Malditas botellas de ron,
llenas de ausencia de paz
que, acabadas e inservibles,
cambian su sabor apacible
por evocarte una vez más.
Y maldito yo, y mi amor,
ese amor que no cesará
aunque desgarre lentamente
mi esencia, e, indiferente,
en silencio te habré de amar.
ingenuo, decidí avanzar,
seguir mi camino sin verte,
obviar que sigues en mi mente
y aceptar nuestra realidad.
Malditas canciones de amor
que se empeñan en acercar
a mi memoria tu recuerdo,
invalidando todo el tiempo
que juré tratar de olvidar.
Malditas botellas de ron,
llenas de ausencia de paz
que, acabadas e inservibles,
cambian su sabor apacible
por evocarte una vez más.
Y maldito yo, y mi amor,
ese amor que no cesará
aunque desgarre lentamente
mi esencia, e, indiferente,
en silencio te habré de amar.
Samuel Álvarez Conejos
Otra perla de poema de amor nostálgico. Un placer leerte.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo Samuel