28 de noviembre de 2014

Esperanza de vida


Aún me cuesta creer que todo se haya ido,
que tantos planes e ilusiones se hayan desvanecido de la noche a la mañana.
La luz que alumbraba nuestra calle se ha apagado
y sólo queda la oscuridad de una casa desocupada y desgastada por los secretos que ocultan sus mudas paredes.

Alguna taza rota y algún vacío bote olvidado pretendían ser motivos de sonrisas,
pero acabaron en el mismo lugar que mi confianza.
Los lugares que pretendíamos conocer desconocerán nuestra presencia
y las palabras que se llevó el viento se perderán en el horizonte para nunca más volver.

Y todo ¿por qué? Nunca lo sabré.
El misterio del halo que rodea tu constante cejo fruncido desorienta a cualquier razón de ser.
Sin embargo no hay peor ciego que el que no quiere ver;
ya fue dicho que "el orgullo precede a la caída",
y ahí estás, cayendo y tratando de arrastrarme en tu decadencia.
Pero yo soy más fuerte.
Porque no hay otra opción.
Porque las falacias que se adueñan de tu irresistible boca no tienen fin;
la gota de ese veneno ha contaminado todo tu vaso
y no volveré a beber de él.

He de seguir. Y aunque duela, y aunque no entienda, seguir.
El horizonte me aguarda. El amor me aguarda. La paz me aguarda.
Porque eso es lo que traen la sinceridad, la humildad y la esperanza.


Samuel Álvarez Conejos

27 de noviembre de 2014

La amarga mentira




Llueve agua de mar en mis mejillas,
las que cual Judas tu boca ha besado;
besos de sueños -vueltos pesadillas-
de unos labios que amor han vomitado.
Una sola mentira a hurtadillas
hace falta para ser recordado
que no existe fuente que dentro carga
tanto agua dulce como agua amarga.


Samuel Álvarez Conejos
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