Cuando mis oídos no
te oyen
y mi voz no altera tu
silencio,
como nubes que
ocultan el sol
y oscurecen el más
lindo cielo,
recuerdo entonces tu
brillante mirada
y aquel rostro de lo
más bello;
ya no puedo dejar de
verte,
aunque verte sea casi
un sueño.
Desde aquella noche
de octubre
donde la esperanza
vino de nuevo,
donde el amor no
quiso esperar
y entró sin pedirlo
en el juego,
ya no puedo dormir
tranquilo
sin pensar que no te
tengo,
sin pensar que quiero
verte
y pasar contigo el
tiempo.
Sólo espero volver a
verte,
volver a verte en el
silencio,
y cuando el amor de
los dos despierte
y salgan las primeras
palabras
las guardaré en mi
corazón para siempre,
pues en mi alma
quedaste grabada.
Samuel Álvarez Conejos
sorprendida..
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