Todo y nada es nunca como esperamos:
Abrazos fuertes que rompen por dentro,
perderse y acabar yendo al encuentro,
ausentarse para pedir reclamos.
Reavivar la herida que yace muerta,
confundir con intención de aclararse,
discutir para así reconciliarse;
que la puerta permanezca entreabierta.
Ignorarse para sumar más ganas;
todas esas noches con sus mañanas.
nostalgia que me provoca olvidarte.
Y yo es que ya no sé cómo aclararme:
si quererte aunque acabe por odiarme,
o quererme aunque acabe por odiarte.
Samuel Álvarez Conejos