8 de abril de 2020

Abril


Arrópame, que tengo frío. 
Besa mi alma sin pedirme permiso
y recuérdame lo que es sentir.
Abrázame al calor de las velas,
bajo esta húmeda luna de abril.
Cubre mi corazón de tierra fértil
y planta la semilla del amor.
Que en esta espontánea primavera
florezca en mí el vigor que emana vida,
así como en el cerezo brota la blanca flor.
Háblame del destino,
aquél escurridizo innombrable
que deambula cual céfiro distraído
buscando un cambio al que aferrarse
en ausencia de una decisión.
Y háblame de nuestros sueños
para que resurja la esperanza,
la misma que había en tus ojos,
donde solía perderme noches eternas,
donde el amanecer era un suspiro
y siempre era viernes entre tus piernas.


Samuel Álvarez Conejos
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