22 de mayo de 2019

Quédate o déjame ir


No me hagas saber qué se siente
ser para ti unos labios más,
ser el juego que -indiferente-
mañana no recordarás.

Si no piensas acompañarme
no quieras llamar mi atención,
no vaya a ser que me desarme
tu sonrisa sin compasión.

Cuando llega la noche oscura
rezo poder volverte a ver,
y no perder la compostura
si eso llegara a suceder.

Ojalá que tus manos frías
no se olviden de mi calor,
y encuentren de nuevo en las mías
su hogar y abrigo acogedor.


Samuel Álvarez Conejos
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