7 de noviembre de 2012

Inspiración


Como olas de mar que vienen y van,
nómada por ventura, no tiene hogar.
Compañera de muchos, dama de azar,
hoy está aquí, mañana ya no, quizás.

Prisionera es siempre de historias de amor,
melodías que un día serán canción.
Es bálsamo para el quebranto y dolor,
enjuga las lágrimas del corazón.

Es dama de la tinta, pluma y papel,
quien no la retiene la ha de perder,
pues lo que no queda escrito -bien lo sé-
tan solo ella puede evocarlo otra vez.

Va disfrazada de la luna y del sol,
personas, paisajes, quizá de un olor.
Es anhelada por su íntimo don,
sus susurros traen odio y traen amor.

Es la dama errante que el viento traerá;
a veces discreta, a veces mortal.
Surge en la noche como estrella fugaz
y solo Dios sabe cuándo volverá.


Samuel Álvarez Conejos
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