Empieza a llover y, una vez más,
mi mente no puede descansar,
y se acuerda que alguien muy lejos
me espera en algún lugar.
Y cada gota que roza mi mirada
me recuerda a cada beso
que se deben nuestros labios,
y cada beso que traigo esta mañana
lo guardaré en un sueño
para dártelo a diario.
Y al encontrarse nuestras miradas de nuevo
escribiré un poema a las estrellas,
que cantarán nuestra canción en el firmamento
para que allí brillemos con ellas.
Y es que en este lluvioso día,
mientras la luna duerme contigo,
solo quiero decirte que te quiero
sonriendo poquito a poquito.
Porque los dos ya lo sabemos
y anoche lo volví a soñar,
y es que hoy amaneció lloviendo
y hoy te quiero un poquito más.
Samuel Álvarez Conejos