Hoy he sentido por primera vez frío
sin estar desabrigado y en medio de la cuidad;
la sensación de soledad por no estar contigo
me ha dejado vacío, ya no hay nada más.
No hay lágrimas, aunque quieran salir,
ni más ganas de perder el tiempo en ti,
estoy vacío dentro de mí,
mi único aliento lo dedico a escribir.
Se fueron las fuerzas y las ganas de huir,
retroceder o avanzar, todo me recuerda a ti...
Maldigo la hora en que un día te conocí,
maldigo el lugar y al diablo, que sigue aquí
susurrándome cada palabra
que con rencor escribe mi corazón,
recordándome cada momento
en que no le hice caso a la razón.
Hoy la bola de cristal se ha roto
y mi corazón no sabe a dónde mirar,
será que el futuro se ha vuelto monótono
y se ha acostumbrado a no mirar atrás.
Hace tiempo se juntaban el bien y el mal
y jugaban a todo o nada -pura suerte y azar-;
un día el bien se cansó de jugar
y desde entonces el mal no paró de ganar...
Mi esperanza está en que de nuevo
el bien se decida a actuar,
hasta entonces seguiré con el miedo
y la incredulidad de que nunca podré cambiar.
Mientras tanto aquí sigo apostando
con dados borrosos que siempre me harán perder,
hoy la noche es oscura y estoy pensando
que no sé si quiero volver a ver amanecer...
Samuel Álvarez Conejos