Te buscaré
como se buscan la
noche y el día,
como mi boca busca la
tuya;
pasaré toda mi vida
persiguiendo a la
luna,
la única capaz de
ayudarme
a escapar de esta
locura
del dolor de quererte
y no poderte alcanzar.
Porque es tu
resplandor quien me motiva a embarcar
a un viaje sin fin
que me lleve hasta ti,
donde el amor sea el
timón
y el viento la pasión
que impulse nuestras
vidas
a una nueva dimensión.
Veo la lluvia caer y
pienso en ti,
en el viento
acariciando tu pelo,
en tu olor que me
induce al deseo...
Y seguiré aquí,
pensando en ti,
imaginando la dulce
fortuna
que sentiría mi boca
en la tuya,
mojándose bajo la
lluvia
e iluminados siempre por nuestra luna.
e iluminados siempre por nuestra luna.
Samuel Álvarez Conejos