Fue tu mirada
indiferente
quien me advirtió que
no me amabas,
ya no esperes una
sonrisa
cuando te vea cara a
cara.
Cómo no expresar la
tristeza
de no tenerte en mi
corazón,
si al ver de ti sólo
tu ausencia
mi alma disimula su
dolor.
Ya no se trata de un
capricho,
más bien dependencia
de tu amor,
sólo sé que te
necesito
y estoy dispuesto a
esperar por vos.
No permitas que tus
latidos
se desvíen hacia un
corazón
que, aunque parezca
que te quiere,
jamás lo hará como lo
hago yo.
Samuel Álvarez Conejos